sábado, 2 de abril de 2011

Las manos cansadas miran en la tierra
una esperanza verde,
una esperanza que florece entre lirios y lavandas,
una esperanza
que no deja caer las hojas de los árboles.

Los rostros envejecidos miran en la tierra
un espejo,
un espejo que duplica los sueños,
un espejo que muestra infinitos cristales de inocencia,
un espejo que muestra ante los hombres
la gentileza de la vida...